Selección de vinos tintos para tomar con hielo
¿Vuelve el tinto con hielo? Una nueva generación que se anima a romper los prejuicios y no le teme a sumarle un cubito a la copa (o el vaso).
“¿Le puedo poner hielo?”, pregunta un joven bebedor al amigo que –supuestamente– sabe de vinos y fue quien llevó la botella. Las miradas se cruzan y un breve silencio se hace presente en la mesa.
“Tomalo como más te guste”, reza el último slogan de la Semana del Malbec de Bodegas de Argentina. Sin embargo, el joven bebedor pareciera que aún necesita pedir permiso para agregarle un cubito de hielo.
Los primeros días de enero, Eduardo López –4ta generación de Bodegas López– subió a su instagram personal la foto de una chica joven bebiendo del pico un espumante Montchenot Rosé.
Los comentarios en su foto se dividieron en dos: Los que lo aplaudieron y los que criticaban por la forma de beberlo. “¡A varios no les gustó por falta de fineza!”, dice Eduardo en diálogo con InfoGourmet y agrega: “Parece que si no lo tomás en copas de champagne de cristal no sirve”.
Bodegas López fue fundada en 1898 y casi el 90% de sus ventas se destinan al mercado interno. No sólo es una fracción importante de la historia vitivinícola argentina, sino que vivió todos los cambios del mundo vino en nuestro país y cómo cayó su consumo en los últimos 40 años, que pasamos de los 90 litros per cápita en los años 80 a no llegar a los 20 en 2018.
“Los que nos interesamos por el mundo del vino, vemos que se nos informa periódicamente el decrecimiento constante en el consumo”, comenta el enólogo Pablo Durigutti. La caída del consumo de vino es una realidad que no se puede ocultar. “Lógicamente, como en tantos otros órdenes de la vida, el espacio que se deja libre lo ocupa rápidamente otro producto”, sostiene Durigutti, y con fundamento: el consumo de bebidas con alcohol en el país se sigue manteniendo a lo largo de los años.
¿Quién tiene la culpa?
Se suele afirmar que los motivos de la caída son tres: Se consume más vinos finos y no tantos comunes o de mesa; la cerveza arrasa con todo; y, por último, la intermediación voraz que elevó los precios de cada botella. Sin embargo, falta un motivo, que para muchos es el principal: la comunicación.
“Todo ha conducido en los últimos años a alejar el vino del común de la gente. Se dio a entender que el consumidor debía tener una mínima formación para tomar vino, por lo tanto la gente sintió que la cerveza o el fernet eran lo de ellos: No les piden nada y les producen una gran satisfacción”, dice Pablo Durigutti y remata: “El vino ha dejado de hablarle a la gente común”.
Para el reconocido enólogo, la comunicación es más que importante: “Hay que hablarle desde lo terrenal y lo sencillo. Acercar a la gente al vino, porque hay mucha gente que solo le agrada tomar vino y punto”.
Volver a los orígenes
“Algo interesante y novedoso está pasando en el mundo del vino. Un cambio sutil, pero profundo en su forma: lento pero seguro”, dice Pablo y afirma que “el hielo vuelve a la mesa y la soda comienza a campear de nuevo entre los tintos”.
Pero no es sólo la vuelta de estos viejos amigos del tinto, sino que las copas también van abandonando –de a poco– su lugar de privilegio. “Cada vez ganan más forma de vaso. Todas cosas impensables tiempo atrás; estos vinos no necesitan poesía”, agrega Durigutti.
En este sentido, Eduardo López se une a la charla y responde desde una anécdota personal: “Anoche estuve en un asado y hacía bastante calor. Varios tomaban Chateau Vieux tinto con soda y hielo. El vino no lo había llevado yo, hago la aclaración porque si es gratis lo tomás como sea. Lo había comprado el dueño de casa y así lo tomaba”.
Ante la anécdota de Eduardo la pregunta que surge es inevitables: ¿Y no te "molesta" que le pongan hielo? Y la respuesta es clara y rotuna: “Me molesta más que no lo tomen. ¿Qué importa cómo lo tomes? Cada uno como le guste, frío o helado. Y si lo quieres con soda, ¿cuál es el problema?”.
Entonces, ¿cualquier vino es válido a la hora de ponerle hielo?
“Está claro que si uno compra un vino de alta gama, por el que gastó un buen dinero, tendrá la suficiente paciencia para ponerlo en la heladera y bajarle la térmica para amoldarlo al paladar”, responde Pablo Durigutti.
Sin embargo, Pablo remarca los diferentes puntos de elaboración: “Existen otros tipos de vino que ya están pensados para tomarlos bien fríos e incluso con hielo, que son vinos con muy buena acidez, baja graduación alcohólica, fácil de beber, sin madera. Los vinos que en las reuniones de amigos aceitan una charlar”.
¿Será sólo una cuestión de romper con el prejuicio de ponerle hielo al vino?
“Con este tipo de vino (NdE: Cara Sucia) –asegura Pablo Durigutti– he notado que gente que antes no tomaba vinos tintos, o prefería un blanco porque le gustan más frescos, hoy se están animando a dar un paso más y probar… y con muy buenos resultados. Es obvio que cuando el consumidor entra y comienza a perfeccionar el paladar, empieza a buscar y exigir otras cosas en el vino, pero ya ganaste un consumidor más y, gracias a Dios, Argentina tiene un potencial muy grande para hacer vinos para todos los paladares”.
Cinco vinos tintos para tomar con hielo
Cara Sucia
El último lanzamiento de los hermanos Héctor y Pablo Durigutti. Se trata de un vino joven, fácil de beber e ideal para beberlo frío en verano. Se trata de uva cereza de viñedos de 1940 provenientes de Rivadavia, Mendoza. Lugar donde crecieron los enólogos.
Un vino fresco, fácil de beber, que busca rescatar el ritual del vino desde lo cotidiano. Pensado para reuniones con amigos, los asados al sol y hasta para disfrutar en bares… o “tabernas”.
Precio: $285
López Malbec
Clásico de clásicos. El tinto presente en casi todas las cartas de vino de restaurantes y bodegones. Con su estilo característico, es uno de los vinos más vendidos del país y con menos prejuicios por sus consumidores a la hora de descorcharlo.
Tiene un añejamiento durante dos años en toneles de roble francés, el cual le aporta complejidad de sabores y aromas. La temperatura recomendada es entre 18 y 20 grados, se recomienda poner en una frappera media hora antes de servirlo… y mientras se espera es más que válido un cubito en la primera copa.
Precio: $175
Tintillo Santa Julia
Uno de los últimos lanzamientos de bodega Santa Julia. El tintillo es un blend en partes iguales de Malbec y Bonarda elaborado bajo el método de maceración carbónica, el cual favorece la conservación de frescura, ideal en vinos jóvenes.
En boca se presenta bien jugoso, sus taninos son dulces y la acidez natural le aporta mucha frescura. Su final en boca tiene un dejo dulzón gracias a su marcada sensación frutal. Temperatura recomendada entre 12 y 15 grados.
Precio: $285
Padrillos Pinot Noir
Los Pinot Noir son claramente los tintos del verano. Su frescura conjugada con elegancia los hacen vinos fáciles de beber, versátiles y gran compañero de mediodías al sol. Este ejemplar de bodega Padrillos “está pensado para no pensar”.
Se trata de uvas provenientes del Valle de Uco, Mendoza, de color rubí intenso y bien ligero, de esas botellas que se terminan antes de que uno se dé cuenta. Su temperatura ideal es casi la de un blanco con cuerpo (entre 9 y 11 grados), donde el leve frío potencia su frescura en boca.
Precio: $297
Domaine Bousquet Cabernet Sauvignon
¿Hielo a un Cabernet? Sí, no nos volvimos locos. Si bien es cierto que en la creencia popular los Cabernet Sauvignon suelen ser vinos más corpulentos y pesados, en este caso bodega Domaine Bousquet apostó por la elaboración de un vino joven, fácil de beber, pero con todas las características del varietal más plantado del mundo.
Es un vino elaborado a partir de uvas orgánicas del Valle de Uco, Mendoza. De cuerpo medio e ideal para las noches de asados. Es un gran ejemplar para aquellos que empiezan a animarse a dar un paso más en el mundo del vino. Recomendación: probar una copa sin hielo, y –si aún lo prefieren más frescos– "está habilitado" el cubito y hasta "el susto" de soda.
Precio: $269
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